Siempre me llama poderosamente la atención de cómo una simple decisión cambia para siempre la Vida de una persona. La mayoría de las veces para bien. Elegir un nuevo lugar donde vivir, dirigirse hacia lo desconocido, hacia caras desconocidas y con la incertidumbre de que nos podrá pasar es una movida arriesgada para cualquier persona. Pero siempre tengo Fé en el Destino y en lo que nos tiene preparado para nosotros. Soy un creyente de que las decisiones que tomamos con fuerza son las que nos traerán mejores resultados. Cuando creemos firmemente en algo, es imposible que salga mal.

Quizás Natalia (o Soledad para sus Familiares más cercanos) haya pensado en todo eso, y el nudo en el estómago la haya acompañado todo el viaje el día que decidió dejar a toda su Familia e irse hacia Neuquén, una ciudad que no conocía. Y donde no había nadie que la esperara.

Martín la conocería tiempo después. Con la timidez de quienes viven en ciudades más pequeñas o del interior (igual se hizo rogar según me contó la novia!). Y nada fué igual para ellos. Mientras escribo estas líneas recuerdo un momento muy intenso en su Sesión Previa (que pueden ver aquí) donde ambos se miraban directo a los ojos y se decían, sólo con la mirada el porqué se habían elegido.

Dos hermosas Hijas, la Primera Boda en la numerosa Familia de Natalia y un pequeño pueblo en la Prov. de Buenos Aires donde los miembros de ambas partes coincidieron para celebrar el Bautismo del Novio (de otra manera no había Boda!) y el de su pequeña hija Noah.

Con ustedes mi resumen de la Boda de Natalia Soledad y Martín, plus Bautismo en la misma Ceremonia.